jueves, 9 de marzo de 2017

Síndrome de Down


¡Buenas tardes mis queridísimos lectores!

Considerando que teníamos que hacer una entrada sobre alguna enfermedad no infecciosa qué mejor que hacerlo sobre el Síndrome de Down. La razón por la que he elegido esto, es mi hermana. Se llama Cristina, tiene dieciocho años y nació con Síndrome de Down. Pero para mí ni es Down, ni el resto de niños son normales. Simplemente existen una serie de características que por unas razones u otras nos hacen diferentes. Y os preguntaréis: ¿De qué diferencias nos está hablando?

El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra en el par 21, en lugar de los dos que existen habitualmente, por lo que también se hace llamar trisomía 21.  

No podemos hablar de enfermedad como tal, ya que su efecto en cada persona se manifiesta de manera diferente. Lo que sí podemos afirmar es que tienen los rasgos típicos del síndrome y presentan cierto grado de discapacidad intelectual. Pero a pesar de compartir estas características debemos recordar que cada persona con Síndrome de Down es un mundo: su personalidad, apariencia y capacidades son únicas.  

La creencia de que existen diferentes grados de Síndrome de Down es errónea. La alteración en los genes hace que cada uno responda a las áreas cognitivas, motoras y lingüísticas de manera diferente. Sin embargo, sus habilidades y destrezas no dependen únicamente de los genes. Es muy importante el apoyo y la estimulación desde su nacimiento, así como el ambiente en el que se desenvuelva y las actividades que realice.


Las personas con el síndrome son más proclives a desarrollar algunas enfermedades especialmente de corazón, sistema digestivo y sistema endocrino debido a un exceso de proteínas sintetizadas por el cromosoma de más. 

Otro dato que debemos destacar es la esperanza de vida, la cual ha aumentado considerablemente ya que en 1929 se estimaba que el promedio de vida para estas personas era de nueve años, y hoy en día gracias a los avances médicos es común que lleguen a los sesenta años.

  Si nos remontamos a unas décadas atrás observaremos qué suponía tener Síndrome de Down en la antigüedad. La sociedad clasificaba a estas personas como enfermos que no servían para nada y por lo tanto eran marginados, les escondían e incluso les mataban. Gracias a Dios esto ya no ocurre y cada vez están mejor integrados en la sociedad, hasta tal punto de que muchos trabajan y realizan las mismas tareas que otros que no padecen la discapacidad. Son muchos los colegios que están adaptados para recibir a estas personas y existen muchas organizaciones de ayudan tanto a los padres como a los propios niños o adultos con el síndrome. Es nuestra labor suavizar estas diferencias para construir una sociedad más justa y humana. 

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Webgrafía:
https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Down
http://www.sindromedown.net/sindrome-down/